El exceso de la proteína animal y los niveles altos de la IGF-1 - Nutrición basada en la ciencia.

    



   

El exceso de la proteína animal y los niveles altos de la IGF-1 - Nutrición basada en evidencia.






Hoy en día se sigue creyendo que la proteína animal, es la mejor proteína  que puede consumir el ser humano. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Ya que al no venir combinada con fibra, y con antioxidantes, pero si con colesterol y grasas saturadas, su exceso en la dieta podría generar  más daño en la salud que beneficios.

Por ejemplo, en este estudio (01) realizado con personas mayores de 50 años. Se encontró una asociación entre la ingesta elevada de la proteína animal con el aumento de 73% de riesgo de morir por diabetes tipo 2.

Mientras que la ingesta moderada se asoció con un aumento  del 23% de riesgo. Por otro lado, los riesgos de cáncer y de morir prematuramente por alguna enfermedad crónica, sus riesgos  tendieron aumentar hasta  un 400% y 74% con la ingesta elevada de la proteína animal. 

Sin embargo, sucedió todo lo contrario con la ingesta elevada de la proteína vegetal. Por lo tanto, según con todos estos resultados. La ingesta elevada y moderada de la proteína animal en personas mayores de 50 años, se asocia a riesgos elevados de  morir prematuramente por alguna enfermedad relacionada con la dieta. 

¿La razón?
Bueno, los autores del estudio indicaron a que se debe al aumento crónico de los niveles de una  hormona llamada factor de crecimiento similar a la insulina.

Es decir, el factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-1) es una hormona que juega un papel muy importante en el crecimiento y en el desarrollo del cuerpo, de los  tejidos y de los huesos. 

Por eso durante en la  infancia y en la adolescencia sus niveles se encuentran relativamente elevados y tienden a disminuir en la edad adulta. Lo cual es algo lógico, ya que en ese último periodo de la vida, nuestro cuerpo no tiene nada que desarrollar. 

Sin embargo, sus niveles elevados en la adultez, está muy relacionado con el desarrollo de varios tipos de cánceres hormonodependientes y de la diabetes T2.

El exceso de proteínas de origen animal en la dieta puede elevar los niveles de dicha hormona. Ya que en el mismo estudio (01) también se pudo observar una asociación  muy significativa entre la ingesta elevada de la proteína animal,  con niveles altos del factor de crecimiento similar a la insulina en personas mayores de 50 años.


Sin embargo, en las personas mayores de 66 años, los niveles elevados de dicha hormona no fueron tan significativos, pero aún así sus niveles fueron mucho más altos en comparación con la ingesta moderada y baja de la proteína de origen animal.






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